Retablos de Popayán

“Galerías de Arte de Antología”

Por: Josè Dueñas- Periodista Cultural e Investicación, Popayán- Colombia

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Retablos del Templo Nuestra Señora de la Encarnación- Popayán-Foto- José Ma. Arboleda

Entre los siglos XVI y XVIII en Hispanoamérica, las iglesias se fueron dotando de una serie de mobiliario precioso, como: los altares, retablos, púlpitos y coros- elementos del mobiliario religioso colonial que tuvo como finalidad consumar una bella escenografía que acompañara la liturgia. Concepción artística que favoreció centrar la espiritualidad en el culto. Participaron ilustres maestros, pues su virtuosismo, destreza, técnica y su experiencia le permitieron plasmar la simbología religiosa con finas y elaboradas obras, representadas en retablos, altares y pulpitos.

La misa es el centro del culto de la iglesia y el Altar es el eje alrededor del cual gira toda la liturgia, elevado en el lugar sagrado del templo para ser contemplado. El Concilio de Trento se fundamentó en el arte para enseñar y conmover, con la expresión de la imaginería y las formas, la espacialidad, la iluminación, el brillo, todo esto inscrito en el marco de la solemnidad y el decoro. La Iglesia buscó hacer énfasis en el Altar Mayor, complejizando con bellas imágenes, pinturas plata repujada y elaboradas tallas, con el recurso del Baldaquino- mueble que tuvo acogida en el Nuevo Reino de Granada hasta comienzos del siglo XVII, pero rápidamente fue remplazado por el Retablo como fondo escenográfico, que llegó a ser el artefacto visual más impactante al interior del templo.

El Retablo, es un armazón, por lo general de madera, organizado en calles y cuerpos u órdenes y regido por los principios estéticos y técnicos de la arquitectura. Igualmente, los Retablos Colaterales cumplen con la misión de preparar a los feligreses para la veneración y la lectura. Los maestros artesanos que asumieron estas obras, fueron los arquitectos y carpinteros ensambladores, también se encuentran muchos retablos proyectados por escultores, artistas y pintores.

En Colombia, podemos destacar el Retablo del Altar Mayor de la Iglesia de San Ignacio en Bogotá, elaborado en madera tallada, policromada y dorada; albergando bella imaginería y reliquias que datan del siglo XVII. También destacamos la obra maestra del arte del Nuevo Reino de Granada, el Retablo Mayor de la Iglesia de San Francisco en Bogotá, obra del arquitecto y entallador Ignacio García de Ascucha- en la traza arquitectónica- contrato realizado en 1623. Además el Altar Mayor de la Ermita de San Lázaro o de Nuestra Señora de Chiquinquirá. El Altar de la Capilla del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo de Tunja. Y el Coro de la Capilla Doctrinera de Cucaita, Boyaca.

En cuanto a Popayán en época de la Colonia, aconteció el fatídico terremoto del 2 de febrero de 1736, año que corresponde, en términos del arte, a las postrimerías del periodo del Arte Barroco. Terremoto más violento que el del año 1564; que averió seriamente la ciudad, sólo subsistieron algunas casonas, el Templo de La Ermita, la Torre del Reloj y parte de los ya construidos Monasterios y el Seminario de la Compañía. Vino de inmediato la reconstrucción, dirigida por el Cabildo y en parte financiada por la Marquesa de San Miguel de La Vega y los opulentos mineros y señores estancieros que sucedieron a los Encomenderos. La reconstrucción de los templos se llevó a cabo, no con la magnificencia y realce con las cuales se trabajó tanto en la Nueva España (México), el Virreinato del Perú o la Audiencia de Quito, sino guardando características coloniales y mudéjar arraigadas en la tradición cultural. El Arte Barroco se manifestó en su arquitectura, en los templos de San Francisco y de San José, con el Barroco Neogranadino, obras de los arquitectos españoles Antonio García y Gregorio Causí, respectivamente.

Pero sí se acentuó en sus bienes muebles preciosos. La Talla Barroca es tan rica en la ciudad de Popayán, que ninguna ciudad colombiana puede presentar en este estilo, de tal variedad y de tan finos Retablos y Altares; además son tan numerosos que algunos templos conventuales, como el Templo Nuestra Señora de la Encarnación (Foto superior) y el Templo Nuestra Señora del Carmen, presentan sus muros casi completamente cubiertos, como Museos de madera tallada y dorada.