Retablos de La Ermita de Jesús Nazareno
- Josè Dueñas-Periodista
- 17 nov 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 19 feb 2019

El Retablo del Altar Mayor de La Ermita de Jesús Nazareno, está sostenido por una predela, terminado en laminilla de pan de oro y fondo en rojo bermellón. Cuenta con tres calles definidas por columnas helicoidales, que partiendo de una base doble en superposición, se coronan con un grueso entablamento.
Design with Ease
"El águila bicéfala, signo de la Casa Imperial de Austria"
El ático es coronado con el águila bicéfala, signo de la Casa Imperial de Austria. En la calle central, se encuentra la imagen italiana de Jesús Nazareno, sin hornacina sobre el expositorio. En la calle lateral derecha, se encuentra la imagen de la Virgen del Apocalipsis y en la calle izquierda el conjunto de imaginería que conforma la Santísima Trinidad. En la nave también se puede apreciar el sobrio y elegante púlpito, tallado en madera, con su respectivo tornavoz que lo corona.
El pie de las columnas está constituido por un cilindro exornado con series de pares de lazos que se entrecruzan formando cuatro argollas verticales, mientras que los helicoides del fuste lucen revestidos con vegetales y frutos de vid que se explayan atípicamente sobre su cuerpo central. El capitel, de trazo casi rectangular y no trapezoidal como es lo usual, presenta un cuerpo de dimensiones muy reducidas en comparación con el fuste, lo cual afecta la parte estética de la columna haciéndola ver más obesa. Entre las particularidades que encierra el retablo está el que cada calle lateral alberga un nicho de trazo rectangular flanqueado por un marco exornado con menuda talla dora que recuerda la tipología propia de los cuadros.
Lo hoy luce como su arquitrabe, posee en sí mismo todos los rasgos necesarios para ser considerado el verdadero entablamento con el cual remataba originalmente el retablo: arquitrabe conformado por pequeños listeles rectos, friso decorado con lazos tallados y cornisa con pequeñas molduras mixtilíneas. Por otra, parte el supuesto friso del gran entablamento, aunque guarda el trazo general del retablo, carece totalmente de ornamentación, contrastando con el cuerpo general del retablo.
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